La perspectiva filosófica del sistema terapéutico floral de Edward Bach

La curación por las flores implica el reconocimiento de vibraciones energéticas que, provenientes de éstas, llegan a los individuos tratados transportadas por el agua. Pero detrás de esta síntesis prevaleció en Edward Bach una concepción filosófica de la enfermedad y los enfermos.

Según el médico galés, la enfermedad tiene sus raíces en un conflicto entre el alma y la mente. Cuando nuestra personalidad se desvía del camino trazado por el alma, fuere por la propia acción o por influencia de otros. Asimismo, provoca enfermedad todo acto de crueldad o mal hacia los demás, en tanto atenta contra la unidad.

Debido a ello, y pese a lo negativo de su apariencia, la enfermedad es en si misma beneficiosa, dado que permite percibir ese conflicto, ese desequilibrio emocional entre el alma y la mente y, consecuentemente, corregirlo. Así tanto la prevención como la curación están ligadas a la erradicación de nuestros defectos, no por enfrentamiento con el mal, sino por desarrollo y crecimiento de la virtud opuesta.

En este contexto las flores actúan fortaleciendo o desarrollando actitudes positivas de optimismo, alegría, paz, tranquilidad, paciencia, coraje, fortaleza, sabiduría interior y seguridad.

Finalmente, Bach sostiene que son siete los estados de ánimo o emocionales que pueden alterar la salud. El miedo, que bloquea las iniciativas vitales; la incertidumbre, que deja a merced de los demás; la falta de interés por la realidad; la soledad orgullosa y egoísta; la hipersensibilidad respecto del juicio ajeno; el desánimo o la desesperación; la preocupación excesiva por los demás con carácter posesivo.

Estos siete estados de ánimo conformarán los siete grupos emocionales en los que se agrupan las 38 esencias florales del sistema terapéutico ideado por Edward Bach.

Jorge Eduardo Padula Perkins







martes, 18 de enero de 2011

Oak. Duro como el roble

Por Jorge Eduardo Padula Perkins

“…nos interesa la antropología de las flores, su manifestación cultural…” afirma José Salmerón Pascual en el contexto de un curso sobre flores de Bach desde la perspectiva de la terapia esencial y la psicología ecológica.

En convergencia con esa línea de pensamiento es que se proponen estos comentarios, con el objetivo manifiesto de poner al descubierto aspectos del Oak (roble), aun más allá del sistema Bach.

El roble es un árbol caducifolio (que pierde su follaje en determinada época del año), de crecimiento lento y larga vida. Del género Quercus, existen diversas variedades tales como el roble albar (quercus petraea), el carvallo (quercus robar) o el roble americano (quercus rubra), entre otros. Según las distintas variedades puede alcanzar hasta los 45 metros de altura. La copa es ancha. Sus hojas se presenten en lóbulos y su fruto es la bellota.

La corteza del roble es rica en taninos, por lo que se ha utilizado para curtir, y también como astringente. La madera es fuerte y resistente a la descomposición, utilizada en construcción, construcción de muebles, y particularmente, en toneles para la fabricación del vino.

Para el sistema floral del Dr. Bach, las personas del tipo Oak (roble) son sumamente responsables y persiguen sus objetivos sin importarle los obstáculos que deban vencer. Trabajan con tesón, sin prisa y sin pausa y no se acobardan ante las dificultades.

Según la descripción del propio Edward Bach, esta flor es adecuada “Para aquellos que se esfuerzan y luchan con firmeza, sea por su bienestar o en relación con los asuntos de su vida cotidiana, y continúan intentando una cosa tras otra, aunque su caso parezca desesperado. Seguirán luchando, pero se sentirán descontentos consigo mismos si la enfermedad interfiere en sus obligaciones o en su vocación por ayudar a los demás”.

De manera coincidente, en el discurso popular el roble se asocia con la dureza de cuerpo y espíritu.
El roble era considerado un árbol sagrado en la mitología celta, venerado por los druidas como señor del bosque y símbolo de poderío y fuerza. Ya su nombre genérico “quercus” procede de un vocablo celta quer cuez, que quiere decir árbol elegante. También griegos y romanos lo veneraron y lo consagraron a Zeus y Júpiter.

Se destaca por sus virtudes astringentes, antihemorrágicas y antidiarreicas, y es común su utilización para combatir hemorragias externas e internas (digestivas), hemorragias nasales, metrorragias o menstruaciones abundantes,  dismenorreas y hemorroides sangrantes.

También se lo considera un buen remedio natural para favorecer la eliminación de impurezas de la piel como forúnculos, granos y eccemas, así como para calmar escaldaduras y quemaduras de tipo leve.

Asociado a plantas relajantes como el hipérico y la pasiflora, se destina al tratamiento natural de la incontinencia urinaria y en combinación con plantas de acción diurética como el maíz y la gayuba, se recomienda para aliviar las inflamaciones urinarias y prevenir la formación de cálculos en el riñón.

Es asimismo ligeramente febrífugo y antiséptico, y se ha empleado como sustituto de la quinina para combatir fiebres intermitentes y paludismo.

Existen multitud de mitos asociados a este árbol, que se ha convertido en un símbolo de la dureza, la resistencia y la fiabilidad.

Como se dijo, los antiguos celtas lo tenían en un lugar de honor. De hecho, la palabra “Druida” (nombre de la clase social celta que agrupaba a los religiosos y los sabios), etimológicamente, significaba en gaélico “el que observa el roble”, ya que estos árboles eran la fuente de inspiración de los hombres y mujeres sagrados, y en muchas ocasiones, las reuniones mágicas se celebraban alrededor de un roble.

Parte de la mitología celta sostiene que el “rey roble” rige en la mitad luminosa del año, mientras que el “rey acebo” lo hace en la parte oscura. Así también se habla de los espíritus que habitan los robles, denominados “Dríadas”.

Este árbol forma parte de la tríada de árboles consagrada a las hadas: “Roble, Fresno y Espino” y se dice que, en los lugares en los que se pueden ver estos tres árboles juntos, con un poco de suerte, se pueden ver hadas.

Para los griegos y romanos éste era el “árbol madre”. Se otorgaban coronas con ramas de robles por proezas heroicas. Los romanos tiraban bellotas de robles a los novios en lugar de arroz, porque era un signo de fertilidad.

En Francia, la convención revolucionaria de 1794 impone al roble como “Árbol de la Libertad” por la dureza de su madera y su longevidad.

En el Reino Unido, el roble es el símbolo de la Monarquía. El 29 de mayo es el Oak day (Día del Roble).

El poeta argentino  Almafuerte ha escrito unos hermosos versos que recurren al roble como paradigma de dignidad y resistencia:

“Procede como Dios, que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora…”

Fuentes:


Almafuerte (Pedro Bonifacio Palacios). Poesías. Única edición clasificada temáticamente por Héctor F. Miri. Biblioteca Nueva, Buenos Aires, 1952.
Martínez G., Enrique: El roble, los druidas y los esposos. En línea:
http://www.enplenitud.com/nota.asp?articuloID=7961
Salmerón Pascual, José: Curso de Terapia Esencial y Flores de Bach. En línea:
http://www.enplenitud.com/cursos/flores-de-bach.asp
http://www.revistajardin.com.ar/nota.asp?nota_id=1087941
http://www.zonaverde.net/quercusrobur.htm
http://floracatalana.es/articles%20de%20premsa/roble.html
http://enciclopedia.us.es/index.php/Roble
http://www.enbuenasmanos.com/articulos/muestra.asp?art=1194
Instituto Argentino de Flores de Bach. En línea:
www.institutobach.com.ar
http://www.wiccaytarot.com.ar/druidas.htm

2 comentarios:

  1. A mí me harían falta unas cuantas flores, a ver si me arreglaban esta ansiedad, este nerviosismo y me relajaba y me daba fuerzas para continuar con todo, de la mejor manera posible.
    ¡Un jardín lleno de flores de todos los colores necesitaría!
    me encanta este blog, y voy a ser una fiel seguidora.
    Suerte, y en cuanto tenga mis ratitos libres, a leer y estudiar. jajajaj.
    Saludos desde Málaga.

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  2. Gracias María de los Ángeles, por la entusiasta acogida que le has dado a este blog.

    Intentaremos ofrecer en él algunas miradas sobre las flores de Bach, dentro y fuera de su sistema terapéutico y otras que contribuyan al bienestar.

    En cuanto a ti, creo que tu misma haces un jardín lleno de flores con el entusiasmo y la alegría con los que encaras diversas actividades y tal vez no sean tantas las flores que pudieran ayudarte a que las emociones no troquen en nerviosismo y ansiedad.

    Saludos desde Quilmes

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